¿SABEMOS DE DESPEDIDAS?
El trabajo casi había terminado. Era una tarde invernal, el cielo deslumbraba de un celeste diáfano, la glorieta tenía un morado intenso como en la más inspirada primavera. En el centro del patio, el árbol, imperturbable en su reinado de sosiego y sombra.
Antes de irme alzo la cortina para sacar la camioneta y él, que se levantaba de su siesta, se acerca y me dice:
—Dejá te cierro yo.
—Gracias —le dije. “Te quiero” pensé.
Verlo todos los días me decía que en él algo no andaba bien. Su mirada inusualmente taciturna, ese fuego que tanto irradiaba y me templaba había desaparecido de repente. Sus manos lentas no eran las de siempre, las de su joven vejez.
La abuela estaba enferma y el veía por sus ojos aunque nunca lo admitiera, eso lo afectaba. ¿Pero verlo así? No, no, era mucho más que eso, eran detalles, nadie lo notaba pero esa tarde yo lo sentía vencido. Me preocupaba.
Me quede ahí, mirándolo mientras bajaba la cortina. Desde siempre nos hablábamos sin palabras y ese día crujían mil abismos, nos despedíamos sin saberlo. Al terminar, me saluda:
—Hasta mañana Antoncito.
—Mañana nos vemos…—le dije.
Vi como el día lo hundía mientras se entregaba sin presentar una mínima resistencia. Las personas se apagan lentamente, pero el parecía que durante la siesta se hubiera probado el traje de difunto. Y yo lo imaginaba, lo sentía, pero me superó la impotencia y la cobardía. No tuve esa intuición de quedarme un tiempo más con él, al menos para tomarnos unos mates, fumarnos un cigarrillo o sacarnos una foto.
Fue la última vez que lo ví vivo. Han pasado muchos años y les confieso que a veces por la noche me desvelo pensando que esa cortina no ha terminado aún de bajar.
Hola Anton, las despedidas son duras, muy duras y también necesarias. Por desgracia me vi frente a una despedida hace algo más de un año. Aun no se como tuve valor de mirarlo a la cara y decirle aquello que tenía en mi pecho. Hubo cosas que solo se atrevieron a salir de mis labios cuando sabía que él me escuchaba pero no podía hablar. Pero me sentí feliz de habérselas dicho, porque él merecía escuchar todas las palabras de amor que le dediqué y que estoy segura se llevó con él. Besos :)
ResponderEliminarConmovedor Margarita, cuanto sanaste tu corazón.
EliminarMuchisimas gracias!!!
Un entrañable relato de un retazo de vida... ¡Así es ella!
ResponderEliminarTus últimas reflexiones, percepciones, sinceras. ¡Certeras! Compartirlas, un acierto para todos. De agradecer.
Abrazo Antón.
Agradecido a vos Ernesto. Un gran Abrazo...
EliminarHay recuerdos que dejan una profunda marca en el alma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Asi es Rafael
EliminarGracias por pasar...
Son despedidas que nunca se hicieron, quedaron suspendidas en el aire y fueron envejeciendo como enredaderas secas. Debe ser por eso que no se olvidan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre queda ese no se que, silenciosamente te carcome...
EliminarGracias por pasar Mariarosa.
Un relato que me ha hecho estremecer. Me tocó muy profundo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Sara por empatizar con el..
EliminarSaludos...
Entrañable relato. No sabes como te comprendo, Antón. Quizás sea la historia de mi propia vida lo que has contado hoy, al menos en la parte de mi relación con él.
ResponderEliminarGracias.
Un abrazo.
Oh Enrique me sorprendes. Bueno espero sanas reminiscencias.
EliminarAbrazo
Ayyyyy que relato de vida Anton, tambien me ha tocado de cerca! Creo que por nuestra propia naturaleza nunca estamos preparados para las despedidas, aunque aceptemos los hechos ! Por eso siempre sostengo que debemos decir todo lo que sentimos, no guadarnos nada, sin esperar respuestas del otro lado.. simplemente seguir nuestro corazon, me parece sanador para cuando llega ese momento de echar en falta a otra persona. Saber que hicimos/dijimos todo. Un abrazo grande !!!
ResponderEliminarAsi es Eli... Pienso lo mismo, pero llegado el momento de la reflexión, nunca alcanza...
EliminarHay despedidas que nos dejan marca en el alma, como esa cortina que no a terminado de bajar..... Profundo relato amigo. Saludos.
ResponderEliminarGracias Sandra... Saludos, que tengas un gran día.
EliminarAnton C. Faya said...
ResponderEliminarMe conmueve siempre lo que escribes fuerzas.
Yo estoy feliz por favor deja de darme pésames
Disculpa si lo sentiste asi, no fue mi intención.
EliminarJo...
ResponderEliminarMe has hecho recordar a gente que quise mucho y ya no he vuelto a ver...
Despedidas de muerte y también de vida.
Saludos.
Es que nunca se termina de extrañar...
EliminarGracias poeta...
No sabemos mucho de despedidas y tampoco queremos aprender.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz fin de semana.
Uno evita el dolor Rocio.
EliminarGracias por pasar.
Muy buena entrada cuando alguien se va nos rompe el alma. Pero los recuerdos nos ayudan . Te mando un beso
ResponderEliminarEs asi rompe el alma Alexander. Gracias por pasar.
EliminarSobre as despedidas diria que não apagam as saudades.
ResponderEliminarAbraço amigo.
Juvenal Nunes
Es verdad Juvenal. Gracias por la visita.
EliminarLas despedidas son muy triste amigo.
ResponderEliminarSi que lo son mi amiga.
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